La Autonomía Universitaria, arma de doble filo, baluarte que ha permitido defender la Universidad Pública, pero también un elemento para evitar que se vea hacia adentro, la Universidad Pública parece haber quedado congelada en el tiempo, estar en los años 80. La burocracia, la exigencia del "papel" en los trámites, la falta de competitividad de los actores de la administración en los diferentes niveles reflejan esta situación. Vemos como muchas entidades públicas se intentan modernizar en sus procesos, como modernizan sus plantas, como implementan estrategias cero papel, todos sus trámites en Internet gratuitos, pero la Universidad Pública se resiste, al entrar a la Nacional (que es el espacio de Universidad Pública que tengo más cerca) se siente viajar en el tiempo, y esta situación ayuda en la crisis que anda. Temas como el teletrabajo suena en la Nacho como tema de ciencia ficción, entre directivos y trabajadores. Solo basta con ver el matrimonio de sus procesos con el Banco Popular, una entidad igual de arcaica.
Pero la soberbia de creer que la Universidad pública cuenta con los sabios del país, y que los mismos están sobre el bien y el mal, ayuda a profundizar aún más esta crisis, los demás actores de la sociedad marginan a la institución y por eso la participación de la Universidad en órganos de influencia es casi nula.
Es triste ver como la Universidad se va destruyendo desde adentro, ver como la incompetencia se ve crecer cada día, ver como órganos internos se degradan cada día más, y muchos de los que se encuentran adentro usan la Universidad como si fuese su propia empresa.
Carlos Andrés Morales Machuca
Ingeniero de Sistemas
MsC (c) Gestión de la Innovación