Los teléfonos móviles juegan un papel primordial en los procesos de creación, difusión y evolución de las redes sociales humanas, erigiéndose como instrumentos potencialmente transformadores del intelecto de quien los utiliza, trasladando parte de su complejidad a las mentes de los usuarios, modificando sus patrones de pensamiento, guiándoles en la interpretación de la realidad, y obligándoles a asumir fracciones del conocimiento de sus creadores.
César Ullastres Asesor de Tecnologías y Personas |
El desarrollo tecnológico en el que se ve envuelta la Sociedad de la Información actual está permitiendo que los terminales móviles pasen de ser meros transductores electrónicos que facilitan y posibilitan la comunicación, a ser instrumentos de expresión de la identidad personal, artilugios de moda para el ocio individual y colectivo, herramientas tecnológicas para la vida cotidiana que nos ayudan en la realización de cada vez más tareas, nos entretienen, y nos mantienen comunicados.
La convergencia entre la Web 2.0 y la telefonía móvil no ha hecho más que comenzar, sin embargo las previsiones de crecimiento del número de usuarios de los nuevos servicios y los beneficios económicos que éstos proporcionarán a las compañías y operadoras parecen ser prometedores. Las búsquedas, los contenidos generados por los usuarios, y las redes sociales desde terminales móviles generen 22.400 millones de dólares en 2013, frente a los 5.500 de 2008. En España, se espera que el número de usuarios de redes sociales móviles se multiplique por 9 en 5 años, pasando de los 1,08 millones de 2008, a los 8,67 millones en 2013.
El terminal móvil moderno se erige como un potente instrumento tecnológico capaz de promover eficazmente la interacción de inteligencias, y de potenciar las habilidades creativas de sus usuarios (o por lo menos estos deberían ser algunos de sus objetivos fundamentales). Su ubicuidad, así como su capacidad para capturar fracciones de la realidad (en forma de imágenes, sonidos, u otros datos físicos), que son compartidas con el resto de usuarios, le están convirtiendo en una parte cada vez más importante del sistema nervioso global digital, en una infraestructura capaz de sostener los procesos de creación de información, de su asimilación y transformación en conocimiento, así como en un avanzado soporte para su actualización, modificación y difusión.
Las infotecnologías (y sus máximos representantes, los terminales móviles de última generación) son, por lo tanto, la base que sostiene a la Sociedad de la Información y a la nueva economía de red. Son fuerza de cambio, motor del progreso, capaces de reducir las fronteras espacio-temporales y de modificar el entorno humano. Son, en definitiva, causa y efecto del paradigma digital que nos envuelve.
La sociedad en red actual está migrando progresivamente hacia una sociedad móvil hiperconectada donde existen múltiples redes de muy diferente naturaleza, una variada oferta de servicios, y diversas formas de acceso materializadas en todo un universo digital de tecnologías y terminales de usuario.
El terminal móvil moderno se erige como un potente instrumento tecnológico capaz de promover eficazmente la interacción de inteligencias, y de potenciar las habilidades creativas de sus usuarios | |
En los próximos años asistiremos a la consolidación progresiva de un nuevo tipo de conocimiento que utilizará las infotecnologías, y especialmente los terminales móviles, como soporte para la toma de decisiones y la ejecución de acciones de cada vez más individuos, complementando algunas de las funcionalidades biológicas humanas, mejorando el tiempo de reacción y la eficacia de las mismas. Este nuevo tipo de conocimiento se verá potenciado gracias a las funcionalidades de realidad aumentada aplicadas a todos los aspectos de la vida cotidiana, pero especialmente a las redes sociales móviles, ya que será posible utilizar la inteligencia colectiva de la comunidad para mejorar los procesos de obtención y transformación de la información.
Nuestro cerebro necesita estabilidad y para ello necesita reducir la complejidad de la información para que la realidad sea vivible. Pero en la actualidad, el mundo ha adquirido una velocidad nueva, una complejidad distinta. Desconocemos hasta dónde llegará la simbiosis entre infotecnologías y cerebro, pero el análisis de lo sucedido hasta ahora nos hace prever dos cosas: necesitamos un talento flexible, capaz de aprender continuamente, que pueda aprovechar las innovaciones sin sentirse angustiado por ellas y, también, necesitamos fomentar talentos personales muy maduros para vivir en un mundo en red sin licuarse tarea para lo que trabajos como “El Teléfono Móvil, producto estelar de la Red Universal Digital” son materiales ineludibles.
El trabajo de Francisco Rodríguez y Fernando Sáez Vacas en el que también ha colaborado José Miguel García Hervás, promovido por la Cátedra Orange de la ETSIT de la UPM, “El Teléfono Móvil, producto estelar de la Red Universal Digital” [1] no sólo es estudio técnico y económico más actualizado de lo que representa en negocio de la llamada “movilidad” que supone más del 44% del mercado de servicios de Telecomunicación, prácticamente la mitad del llamado Hipersector español de Electrónica, Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones. Sobre todo, es un lúcido análisis en el que las personas son la clave.
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