Ahora, con profundo dolor de patria, ante el innegable desánimo e inhumanidad por parte de una mayoría que desconoce la barbarie y el dolor de las regiones golpeadas por la violencia, me inclino absolutamente por la persistencia de lograr construir una Colombia en Paz.
Es innegable manifestar que la Patria boba renace a cada segundo ante la inefable ignorancia de un pueblo, ofrecer la espalda ante un grito necesario de paz, es acrecentar nuestra naturaleza resentida e ignorar los hechos históricos que muchos han cargado y cargaran por todo el pueblo Colombiano.
Evidentemente, no somos todos, los que de manera abrupta irrumpimos en un escenario histórico para cambiar un destino ya escrito, y es precisamente por ellos, que debemos mantener la fe, no en nuestro pueblo ignorante que se niega así mismo por el olvido, por el desinterés, por la mermelada, sino en nuestro pueblo que será heredado para quienes vendrán después...
Me duele la patria profundamente, y no me es posible soslayar la increíble tristeza que inunda cada pensamiento veloz en el latido de mi decepción. Sin embargo, la fe que siempre he mantenido en las ideas que se atreven a proponer transformaciones de fondo, como la idea de acordar en paz un acuerdo común, será la que permita, el no desistir, ante la búsqueda y apoyo de una Paz entre todos y para todos.
Quizá, aún no sea necesario notificarle a Mauricio Babilonia, que recoja las mariposas amarillas que yacen, allá en Macondo, porque una flecha de indiferencia las atravesó en los pedestales de la ignorancia... quizá aún no sea necesario...
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